lunes, 5 de abril de 2021

 GOYEGAL

Año III N° 28                          

ABRIL de 2021

 

Texto: Alicia Grela Vázquez

Imagen: Elsa Sposaro

 


SUMARIO

Ramón Antonio Otero Pedrayo

Zulema


 Ramón Antonio Otero Pedrayo


Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo 


Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo nació en Orense (uno de los municipios gallegos más poblados) el 5 de marzo de 1888, en el seno de una familia de buena posición económica. Fue el único hijo del matrimonio compuesto por Enrique Otero Sotelo  y  Eladia Pedrayo Ansoar.


Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  se crió entre su lugar natal (Orense) y el pueblo de Trasalbaen. Se formó en el Centro Provincial de Instrucción. En 1905 se instaló en Madrid para cursar sus estudios universitarios. Para satisfacer el deseo de su madre se inscribió en Derecho, pero también estudió Filosofía y Letras por su propio interés.


Seis años después, con las dos carreras ya terminadas, Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  regresó a Orense con el objetivo de ejercer allí como docente. Poco después, en 1914, se convirtió en tesorero del flamante Ateneo de Orense. La Centuria, una revista creada en 1917, publicó sus primeros textos.



                                        Ateneo de Orense


     



Luego, en 1921 Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo empezó a escribir para  Nós, en torno a la cual se forjó un movimiento, al cual perteneció, con el mismo nombre de la revista. Su enorme importancia para la literatura en lengua gallega hizo que se  denominase así al grupo (Nós) y a la generación.




Ya casado con Josefina Nuñez BustamanteRamón Antonio Vicente Otero Pedrayo ganó un concurso organizado por el Seminario de Estudos Galegos en 1924  por una novela corta Pantelas, home libre (Pantelas, hombre libre). Ésta fue publicada en 1925 y marcó el inicio formal de su carrera literaria, desarrollada en simultaneidad con su labor docente.


Josefina Nuñez Bustamante y Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo


Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  abordó distintos géneros literarios: novela, poesía y ensayo (estudios científicos sobre temas geográficos) desde su cátedra de la Universidad de Santiago de Compostela.

Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  fue un escritor y político español, vinculado ideológicamente con el galleguismo conservador. En la Guía de Galicia, de la que fue director, están algunos de sus mejores aportes. Militó  en el Partido Galeguista, fundado en 1931 y fue diputado en las Cortes de la República.



Partido Galeguista


Entre las novelas de Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  se destacaron especialmente Os camiños da vida (Los caminos de la vida) y O mesón dos Ermos (El mesón de los Ermos), en que hizo una descripción minuciosa de las costumbres de los  labriegos y de la vida rural gallega. 


Arredor de si (Alrededor de sí), O mesón dos Ermos (El mesón de los Ermos), Os caminos da vida (Los caminos de la vida), Escrito na néboa (Escrito en la niebla) y O señorito da Reboraina (El señorito de la Reboraina) fueron considerados algunos de los principales libros de Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo.

   


Pero la más conocida de las obras de Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  es Arredor de si (Alrededor de sí) que puede considerarse parcialmente autobiográfica. Ella permite vislumbrar los caminos que recorrieron los integrantes de la Generación Nós hasta el galleguismo.


Imagen relacionada       Resultado de imagen para Arredor de si


 Arredor de si  en ese sentido autobiográfico,  se completa con los artículos Dos nosos tempos (De nuestros tiempos) de Florentino López Cuevillas, y con Nós, os inadaptados  (Nosotros, los inadaptados) de Vicente Risco. Estos dos trabajos aparecieron en la revista Nós.



                        Florentino López Cuevillas  Vicente Risco


Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo en 1929, ingresó como académico en la Real Academia Gallega. Fue nacionalista y militante del Partido Galeguista y diputado por el Partido Nazonalista Repubricán, Por esa razón quizás pudo haber sido perseguido durante la Guerra Civil Española (de 1936 a 1939)




Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo  murió el 10 de abril de 1976, luego de recibir el Premio Galicia de la Fundación Juan March y una distinción de la Diputación Provincial de Orense por sus estudios sobre la obra de Benito Jerónimo Feijoo. En 2016, al cumplirse cuarenta años de su fallecimiento, fue homenajeado en Pontevedra.


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                       Fundación Juan March  Benito Jerónimo Feijoo


La biblioteca, los documentos y los escritos de Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo fueron conservados por la Fundación Penzol  y aquella otra que tomó el nombre del autor gallego: el Pazo Museo situado en el Cimadevila, en la parroquia de Trasalba. Ambas  pudieron haber gestionado la primera la casa museo


Imagen relacionada    

Fundación Penzol 


   

El Pazo Museo de Otero Pedrayo







Ramón Antonio Vicente Otero Pedrayo




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Placa en Lugo a Otero Pedrayo



ZULEMA

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Ilustración : Prof. Elsa Sposaro

En el día de Santiago Apóstol (patrono de Galicia y, por extensión, de toda España) por muchas y variadas razones (algunas de ellas familiares) decido compartir el recuerdo personal y colectivo de Zulema. Según cuentan, ella era una joven mora de una belleza incomparable, traída de Córdoba, Andalucía, por un hidalgo que de allí había huido.

La tradición también dice de la existencia de una mujer, Aldonza Cambas, una bruja (meiga, que en el país así le llaman) que había logrado con hechizos y bebedizos ser hermosa y parecer siempre moza. Y, si bien tenía grandes y  mágicos poderes, era aún mayor la envidia que la corroía.

Se dice que la hechicera no soportó el encanto natural de la muchacha y le hizo su propio encantamiento: la convirtió en un arbusto, que ubicó en el camino a Teixido. Y así era que muchos paseantes que participaban de las romerías, al pasar cerca de la planta, quedaban allí también presos del encantamiento.




Esto fue así por largo tiempo, hasta que un buen día Saura Rosa Berenguela, la hija del conde, se dirigió a San Andrés, acompañada por su instructora, la dama María Xelda. Pasaron junto a las zarzas y Saura quedó atrapada, prendida en ellas. Entonces comenzó a gritar pidiendo ayuda. Xelda sospechó que era cosa de maleficio y se encomendó a San Andrés.

A continuación, trazó en el suelo con un palo un círculo en torno a las dos, e hizo un conjuro llamando a la bruja exigiéndole el desencantamiento de la muchacha.
Aldonza Cambas se presentó y dijo:
-“¿Qué quieres, arrogante dama Xelda? No me des órdenes. En mí no manda nadie y todos bajan la cabeza delante de mí.”

-“Te hablo en nombre de Dios y te ordeno que desencantes a quien tienes aquí encantada.”
En ese preciso momento la tierra se estremeció y comenzó a tronar y a zumbar un fuerte viento que asustó a la mismísima bruja, que así fue que accedió a romper el hechizo. Con las ráfagas de aire Zulema consiguió salir del monte y Saura también quedó libre. El viento fue aumentando su intensidad y arrastró con él a la malvada bruja, razón por la cual las tres jóvenes pudieron continuar con la peregrinación.

 Llegando al santuario de Teixido, Zulema, la mora, se bautizó con el nombre de Andresa Xelda María. Y, aunque esto sucedió quizás hace ya mucho tiempo, todavía en las aldeas (y aún fuera de ellas) se lo evoca. 

sábado, 6 de marzo de 2021

 GOYEGAL

Año III N° 27                           
MARZO de 2021
 
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

SUMARIO

Francisca Herrera Garrido

Marina



Paisaje de Galicia


 Francisca Herrera Garrido


   


     Francisca Herrera Garrido 


Francisca Herrera Garrido nació en la ciudad y provincia de La Coruña, en el año 1869. Su padre se dedicaba a negocios de importación y exportación y su abuelo materno era Don Andrés Garrido, uno de los más famosos banqueros de España. Por lo tanto, ella perteneció por su origen a una familia de la alta burguesía.




Casa de Francisca Herrera Garrido (izquierda) y Rosalía de Castro (derecha) 



El matrimonio tuvo cuatro hijas: Queta, Lela, Maruja, Francisca y Paquiña,  la menor de ellas. Su único hermano murió de niño. Ella pasó los veranos en la casa de campo de su abuelo. A los doce años, comenzaron las inclinaciones literarias de Francisca Herrera Garrido, con la lectura de Cantares Gallegos de Rosalía de Castro. 





El novio de Francisca Herrera Garrido, enfermo de tuberculosis, falleció meses antes de su boda.  Entonces ella se dedicó a cuidar a su madre hasta el año 1909 en que ésta murió, y sublimó su dolor al  escribir poesía. Vivió repartiendo su tiempo entre La Coruña y Oleiros, en las afueras de la ciudad, en una casa de campo de alquiler, donde compuso la mayor parte de su obra.



Santa Cristina - Oleiros



En 1913 Francisca Herrera Garrido publicó en Madrid su primer poemario Sorrisas e bágoas. Su segundo libro de poemas estuvo prologado por Manuel Murguía, viudo de Rosalía de Castro, y desde el fallecimiento de esta poetisa se aproximó como amigo a la familia Herrera.



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Francisca Herrera Garrido se trasladó a Madrid, aunque siguió veraneando en Oleiros,  para vivir con la familia de su hermana Queta, con la que pasó el resto de su vida. En el año 1917 comenzaron las colaboraciones de la escritora gallega con diversas publicaciones locales como las revistas: Nós y  A Nosa Terra.



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La primera novela que Francisca Herrera Garrido escribió totalmente en gallego Néveda  fue publicada en  el año 1920. En 1925 ganó el Premio de Ensayo del periódico argentino El Diario Español con un ensayo sobre la poetisa Rosalía de Castro, su paisana. En 1928 editó el que fue su último libro: Familia de lobos



Néveda.Historia dunha dobre sedución.: Francisca Herrera Garrido.                         Imagen relacionada



En 1936, antes de la sublevación franquista, Francisca y Queta adelantaron sus vacaciones en Oleiros evitando los conflictos que se vivían en la capital. En otoño intentaron recuperar sus pertenencias en Madrid, pero no lo lograron y quedaron sumidas en la pobreza. Sólo consiguieron sobrevivir por la ayuda que recibieron de sus familiares y amigos.


La sublevación militar del 18 de julio 





Terminada la Guerra Civil Española las hermanas volvieron a Madrid, pero hallaron la casa destrozada sin más posesiones. Retornaron a La Coruña a vivir en la calle del Príncipe. Allí lograron sobrevivir porque Josefa, la criada,  les llevaba alimentos que cultivaba en su propia huerta. Entonces Francisca Herrera Garrido escribía poemas, traducía y comenzó una novela en castellano.



Francisca Herrera Garrido como una destacada escritora gallega bilingüe, produjo obras en idioma gallego y español. Por esa razón fue que el 4 de marzo de 1945, la Real Academia Galega (RAG) la eligió como miembro numerario para ocupar la vacante dejada por el farmacéutico Lisardo Rodríguez Barreiro,  autor do libro de poemas Muestras sin valor.




  Lisardo Rodríguez Barreiro







 Francisca Herrera Garrido, de 76 años, escribió para su ingreso en la Real Academia Gallega el discurso: Acerca de Rosalía de Castro y los poetas de raza, que ella envió el 11 de abril de 1945 al presidente de la Academia, el abogado y periodista Manuel Casás Fernández, quien eligió a Concepción Arenal como tema para su discurso inaugural.



                                      

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                             Manuel Casás Fernández


Por razones desconocidas, casi dos años después (el 17 de enero de 1947) Manuel Casás Fernández le pasó el discurso de Francisca Herrera Garrido al ensayista Antonio Couceiro Freijomil, para que éste escribiera el texto de la respuesta, quien por diversos motivos le reenvió su discurso el 28 de febrero de 1949 (unos dos años más tarde y cuatro desde la admisión). 


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Diccionario Bio-bibliográfico de Escritores - Antonio Couceiro Freijomil 



Antonio Couceiro Freijomil también le envió una carta a Francisca Herrera Garrido. Lamentablemente, la poetisa enferma y sin sentido, no la llegó a leer, porque falleció el 4 de noviembre de 1950, sin lograr concretar su inclusión y ser plenamente la primera académica gallega. 



       Retrato de Francisca Herrera          Resultado de imagen para Francisca Herrera Garrido     Resultado de imagen para Francisca Herrera Garrido

                  Francisca Herrera Garrido   



En 1987 la Real Academia Gallega le dedicó a Francisca Herrera Garrido el Día de las Letras Gallegas por sus obras que enriquecieron la Literatura regional gallega con la simpatía por las clases trabajadoras y  especialmente por las mujeres, a quienes les atribuyó cualidades tales como el amor por la familia, el espíritu de trabajo y la vocación de servicio que ella misma valoraba en alto grado.



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Tumba de Francisca Herrera Garrido         Placa en su casa




Marina




Hemos viajado mucho y dejado atrás hermosos y ricos lugares. Pero hoy finalmente estamos en la Parroquia de Ares, dependiente de la Arquidiócesis de Santiago de Compostela. Y, pese a que en ella habrá una misa solemne en honor a la Virgen del Carmen, no concurriremos, porque tememos el resultado del encuentro entre un dios pagano de la guerra (Ares-Marte) con una Virgen Cristiana.


Así es que, después de disfrutar del grupo de danzas tradicionales gallegas, nos acercamos al parque Rosalía de Castro, donde participaremos de una fiesta infantil. Para colaborar ofrecimos una versión gaélica del mito clásico de las sirenas.


Aunque había más, el mar de Ares y su ría eran frecuentados por una de nombre Marina. Esta criatura, de belleza excepcional, era un híbrido: la mitad superior del cuerpo correspondía a una bella mujer (como las princesas de los cuentos) y la inferior, con forma de pez, con su cauda rosada cubierta de escamas plateadas. No tenía alas. Pero aún así era deslumbrante, no sólo por su aspecto, sino por su buen modo y su forma de hablar. Era inquieta y conversadora. Solía dialogar con las gaviotas y cormoranes marinos, que le respondían con gritos incomprensibles para los humanos que les oían.


Frecuentemente jugaba en medio de un banco de peces, compartiendo la diversión con los delfines que visitaban las rías de La Coruña y Betanzos. Luego, al quedarse sola, tomando el sol en las playas de Centroña y de Perbes, meditaba.


Más, cuando llegaba gente (por temor, timidez, desconfianza y preservación) se ocultaba, sumergiéndose en el mar.



Marina - Elsa Sposaro




Pasado ese inquietante momento volvía sobre sus pensamientos. Reflexionaba sobre su condición, las causas que hacían de ella un ser tan singular y provocaban en las personas reacciones adversas.


Pero, principalmente se detenía en el deseo de ser una joven común y ordinaria como otras muchachas del lugar.


Estas preocupaciones le llevaron, como anteriormente lo habían hecho, hasta las islas Mirandas, en la ría de Ares en La Coruña. A ellas (que por entonces estaban desiertas) sólo acudían, de vez en cuando, algunos pescadores necesitados de aceite para sacar un poco de él de la boya y poder así calentar su comida.


Sin embargo, en esta ocasión ocurrió algo diferente. Una tormenta sorprendió al duque Froilaz y le arrojó al mar. Él estuvo a punto de morir. Se dice que por hechizos, encantamientos y conjuros de la bruja del Océano, a quien no le bastaba poner al noble en peligro.


La sirena Marina (hermana de la malvada meiga) lo rescató. Él, que era uno de los hidalgos más poderosos de Galicia, quedó perdidamente enamorado, con sólo mirarla. Y ella de él.


Se casaron de inmediato en secreto. Y juntos fueron a vivir al castillo del noble. Por la fuerza de su amor y del deseo y la vida fuera del mar, las escamas se cayeron y su salmonada cauda liberó a sus piernas, haciendo de Marina una mujer.


De la unión con su esposo, nació Don Xoán, que debió su nombre a la Noche de San Juan, en que los celtas celebraban el comienzo del solsticio de verano, cuando los paganos buscaban pareja, recogiendo tréboles, encendiendo y saltando hogueras y bebiendo queimada, mientras los cristianos pedían y obtenían milagros.


el rescate del gentilhombre, el enamoramiento, la metamorfosis de la sirena, y el alumbramiento de su hijo son testimonios tomados como pruebas fehacientes de esas maravillas.


Más tarde, pasado el tiempo, al morir el duque Marina volvió al reino del Océano (su padre). Es por eso que nunca más se oyó a la sirena de las islas Mirandas.


La familia Mariño refiere estos hechos como origen para su linaje, que se remonta al siglo XI, en el gran milenio. Es esa la razón por la cual en su escudo de armas aparece una sirena en medio de azules ondas.




Escudo de armas de los Mariño




Además, en Caldas de Reis hay un relieve que ilustra nuestra leyenda de Marina, la sirena del Mar de Ares.


Por otra parte, las sirenas que toda Europa cuenta haber visto incluso en la Edad Media, no volvieron a aparecer en el Viejo Mundo.


Pero, en el comienzo de la Modernidad, fueron halladas en América. Las buscaremos.